09 diciembre 2008

Carta de Presentación

Hoy llueve entre los ocres de las hojas de los robles. El óxido de un alambre del tendedero de mi vecina, se acumula en el suelo como un charco de sangre de un cielo herido. Leo el periódico y las imágenes del absurdo sufrimiento humano me inundan la retina. ¿Qué puedo hacer yo para cambiar todo esto? ¿Es acaso mi responsabilidad intentarlo? ¿Tengo siquiera alguna capacidad o poder para cambiar algo?
Reflexiono, respiro profundo, miro por la ventana la lluvia y pienso en mi amada, en su sonrisa, en sus ojos grandes como aceitunas, en sus tetas calentitas como panes, en su corazón valiente y lleno de amor… Desde ahí, sintiéndome con los pies en la tierra santa del amor verdadero, enraizando todo mi ser hasta el núcleo magmático de las ilusiones profundas, liberando toda mi dañada humanidad a través de las nubes preñadas de chubascos y sintiendo reavivar el fuego eterno de mi placer incombustible, desde ahí, me siento capaz de todo, me crece una capa roja por la espalda y reluzco mis calzoncillos, también rojos, por encima de mis mallas azules como el cielo despejado en un día radiante de verano.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Olé y olé. Que vivan las capas rojas que se alimentan del amor de las mujeres, que vivan los calzoncillos por encima de los pantalones, si muestran la pasión que nos da el poder para todo.
Gracias por ser y estar. Por tus preciosas letras y por sumar.

Unknown dijo...

muchas felicidades y gracias por tu blog fernando!
Un beso enorme!
CUCA

.a dijo...

felicidades guapo, y que vivan los supermanes, que hacen mucha falta. Besos enormes