11 diciembre 2008

Bailar, cantar…soñar

Un escenario mimosamente vacío nos invita a soñar, las puntillas ingrávidas de Ana cantando el tintineo del rocío mañanero, la insondable voz de Chela pintando el estribillo de una tormenta de verano, el corazón titánico de Juan escribiendo poemas de amor a cada respiración, el alma pura de Eugenia bailando la delicada melodía de un solitario piano de cola.
El arte como agente curativo del alma, como alimento que nutre nuestra mirada, como alfombra mágica que sobrevuela la ilusión… el crujir de la cáscara que rompe los límites de lo cotidiano.

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